PLEGARIAS POR AMÉRICA LATINA

Cristian Salazar Naudón


Por varios años ya, y entre ríos de tinta de imprentas, el marxismo internacional que se apropiara instrumentalmente de las banderas del indigenismo y del bolivarismo, ha endosado majaderamente a las corrientes nacionalistas de los países de América Latina el cargo de haber hecho fracasar el sueño de integración continental del noble prócer caraqueño, en favor de intereses extraños, generalmente ligados a las grandes potencias o bloques económicos.

No es difícil reconocer las muletillas que abundan en este esquema: la "vocación aislacionista" del nacionalismo, que estaría en favor de las "divisiones artificiales" de los países por el trazado de los "intereses imperialistas" en la región.

Sin embargo, algo que realmente sorprende a estas alturas, en ver cómo ha sido el propio marxismo castro-chavista el que se ha encargado de destruir las últimas convulsiones de unión americana que sobrevivían en América Latina, haciendo fracasar los experimentos de alianza estratégico-comercial que más prometieron en el pasado y abriéndole paso a un laboratorio de experimentos confusos que señalan la "nueva era" del continente, anunciada pomposamente por Hugo Chávez.

Demos una plegaria por todos ellos.

Plegaria por el Pacto Andino

El Pacto o Grupo Andino se venía cayendo a pedazos desde hace al menos una década. A su histórica inoperancia y al seno de los conflictos que persistían entre sus miembros (Perú-Ecuador y Colombia-Venezuela), ahora se ha sumado la inusitada reacción que el chavismo caraqueño se ha encargado de diseminar en la región, por el supuesto servilismo del bloque para con los intereses de los Estados Unidos, pues Venezuela parece ser ahora la única nación con derecho a proteger fervorosamente sus negocios con el gigante norteamericano, sin recibir por ello un latigazo antiimperialista.

Cuando Chile se retiró del Pacto Andino en 1976 (en uno de los grandes aciertos de la historia de sus relaciones exteriores) los detractores del Régimen Militar y, especialmente, los grupos ligados a la izquierda tradicional, consideraron una traición la actitud de Santiago y hasta condenaron la decisión. Un autoexiliado que hoy publica libros particularmente enfocados a este período, llegó a declarar entonces que, con el retiro del Pacto, Chile había sido privado de un futuro esplendoroso, precisamente por un capricho "aislacionista".

Hoy, en cambio, los criterios han cambiado ¡Y cómo han cambiado, señores! Como esas controvertidas pilas de Bagdag, que fueron consideradas erróneamente como objetos de culto religioso, al marxismo instrumental le cayó finalmente la teja de que el merengue de integración americana vía Pacto Andino no era venerable, después de todo. Es así como aplauden desde todo el continente la reciente decisión de la República Bolivariana, ex Venezuela. O mejor dicho, la determinación de su gendarme y soberano Bolívar II, de retirarse del bloque.

Y, en cumpliendo con el ritmo del eje estratégico que hemos descrito tantas veces y que fluye desde el Atlántico hacia la cuenca Pacífica por las venas de la izquierdización que crece en la metástasis continental, el candidato presidencial peruano Ollanta Humala Tasso deslizó que entre sus tan sensatos planes íntimos de restitución del tawantinsuyu incásico hasta el río Maule y de una gran guerra final contra Chile, estaba la posibilidad de retiro del Pacto Andino, con lo cual se sumaría al nuevo eje continental Castro-Chávez-Morales.

Plegaria por el MERCOSUR

Ya antes, anunciamos que el pantano MERCOSUR estaba en sus últimos instantes antes de pasar a convertirse en lo que en realidad es ahora: la nueva cortina de hierro del mundo. Lo dijimos con gran acierto y anticipación a algunos de los actuales acontecimientos, a mediados de diciembre de 2005, bajo el título "Mercosur, Mercofracaso, Mercocrisis".

La marginación de los países del Atlántico con respecto al meridiano del poder mundial y comercial que disputa la cuenca del Pacífico, coincidió con la izquierdización progresiva de los regímenes de estas naciones, concentrando algunos de los últimos bastiones del marxismo internacional, cual Corea del Norte. Son, Precisamente, los países del MERCOSUR.

La entrada de la Venezuela de Chávez y de la Bolivia de Morales al bloque (al que Chile sigue tercamente asociado, a pesar de que le significa el mayor déficit en su relación comercial con bloques internacionales), marcan la definitiva senda que ha adoptado el grupo a la sombra del ideario político que aún fluye desde Cuba al resto del continente. El anuncio de Humala en favor de acercarse al bloque, dejando atrás el Pacto Andino, también lo confirma, pues tal como lo hiciera otrora el General Velasco Alvarado, el actual candidato del etnonacionalismo esconde bajo la túnica patriotera un marcado acento de formación comunista, muy propia de su padre y de sus principales mentores ideológicos.

Cabe recordar, al respecto, la posición de Chávez admitiendo sin ninguna clase de rubores que será el líder del "Eje Sur" de la nueva multipolaridad que espera ver en el mundo, financiada por supuesto con los millonarios montos que la industria petrolera le aporta al Fisco venezolano especialmente a través de la estatal PDVSA (con ventas por 84 millones de dólares durante el 2005), y de ahí la búsqueda de un acercamiento con Bolivia.

Esta es la verdadera intención de la "revolución bolivariana", detrás del rabioso discurso antiimperialista, contra la misma nación de Norteamérica a la que Bolívar II no ha cesado de vender petróleo a muy buenos precios, sin embargo, convirtiendo a los Estados Unidos en su principal cliente, después de haber prometido que "ni una gota" del crudo les llegaría desde Venezuela. ¡Notable! Con el 15% del abastecimiento de petróleo del mercado estadounidense en manos de Venezuela, Chávez ha tenido una garantía para que sus permanentes y repetitivas diatribas contra Washington tengan que ser soportadas a dientes apretados por la Casa Blanca.

Un último pronóstico al respecto: el virtual nacimiento del ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe, en contraposición al ALCA), anunciará el irremediable fin del MERCOSUR, al consolidar la fuerza del eje marxista de América Latina por sobre el equilibrio de poderes del bloque.

Plegaria por Uruguay

Pero la descomposición del MERCOSUR también cunde desde adentro, tal como lo habíamos advertido oportunamente.

La mayor crisis ha sido generada por la prepotencia del ex montonero Néstor Kirchner contra de las plantas de celulosa del Uruguay, para proteger los intereses de las industrias papeleras argentinas de la provincia de Entre Ríos bajo un pretendido discurso ecologista que hace vista gorda, sin embargo, a las cuatro grandes plantas de este tipo que los argentinos tienen a orillas del Paraná desde hace dos décadas. En consecuencia, la idea de retirar al Uruguay del MERCOSUR o de reducir su presencia desde miembro pleno a la categoría de socio, ha comenzado a rondar como nunca antes al segundo país platense.

Paradójicamente, sin embargo, Chile se está esforzando para conseguir precisamente lo contrario que el Uruguay: pasar a ser de miembro asociado a miembro pleno, en un bloque que se volatiliza. Autocanibalismo puro, diríamos.

Plegaria por Bolivia

La nacionalización de las plantas de hidrocarburos de Bolivia ha demostrado de dónde provienen las categorías primarias del poder que están acumulando los países de la nueva cortina de hierro, en América del Sur.

Todo lo que el presidente Evo Morales haga o no haga en el cada vez más ambiguo universo de disputa entre los principios políticos, parece estar señalado por su archipublicitada condición de "indígena": Llega al poder, pasea su chamullentísimo chaleco "étnico" o le abre las puertas de su casa al presidente Lagos, y todos sus fans destacan emocionados que los sectores más postergados de Bolivia ahora son gobierno, porque Morales es un "indiecito" (la referencia la ponen sus defensores, no yo). Luego, el "indiecito" tropieza proponiendo en su gabinete darle hojas de coca a los niños como desayuno, o pide a sus fuerzas armadas prepararse para "salir al mar", o manda a los mismos milicos a tomarse las principales refinerías del país violando los acuerdos con sus propios vecinos y alentado por Chávez, y no se le puede formular crítica alguna ni se le puede señalar lo evidente. Hacer un solo gesto de duda sobre el destino al que Morales arrastra a Bolivia, se vuelve fruto inmediato de la soberbia, el supremacismo, la prepotencia y el desprecio, porque el "indiecito" debe saber bien lo que hace... Politically correct.

Pero es notable que uno de los primeros anuncios de Morales, tras la nacionalización de los hidrocarburos, sea prometer consideraciones especiales para Cuba. Exactamente lo mismo que viene haciendo por años Bolívar II, al enviar generosamente abastecimientos de petróleo para la isla (53 mil barriles DIARIOS, según lo reconocieron públicamente Chávez y Castro en el IV Encuentro Hemisférico contra el ALCA), mientras buena parte de la población venezolana ni siquiera tiene medios de calefacción propia. De hecho, Chávez se permitió hasta la contratación de un "seguro" para que Morales cumpliera con la promesa de la nacionalización de los hidrocarburos: 30 millones de dólares aportados desde el llamado Fondo Sur venezolano.

¿Y se gozarán las riquezas de los hidrocarburos los bolivianos?. En el escenario de mantención y sustento del Eje Castro-Chávez-Morales, considerando su acceso estratégico sobre el poder energético regional, es altamente probable que Bolivia sólo pase a convertirse en la mesada segura de las fuerzas de izquierdización que buscan reposicionarse en América Latina. La asistencia prometida al castrismo, así lo demuestra. Así, la comunidad americana estaría en presencia de la nacionalización menos nacionalista de sus últimas décadas.

Plegaria por el liderazgo argentino-brasileño

Los primeros damnificados con la decisión de Morales son Argentina y Brasil, principales usuarios del abastecimiento del gas boliviano. La reunión que intentaron realizar sus dos presidentes con el de Bolivia y el de Venezuela, pretendiendo cándidamente revertir la situación, terminó en un verdadero fiasco: ambos acabaron aceptando y aplaudiendo a regañadientes la decisión de La Paz; y el Presidente Morales, en lugar de liderar la reunión como personaje central de la misma, le cedió el trono a un aceitoso Bolívar II, que a ratos parecía su interlocutor.

La dura situación en que queda la Argentina no nos merece comentarios. Una sopa de su propio chocolate para Kirchner y su infame violación al Protocolo Gasífero de 1995 con Chile.

Brasil, en cambio, nos genera una duda interesante, pues el Presidente Luiz Inacio "Lula" da Silva se ve enfrentado a una necesidad vital: o seguir con la farsa del bloque de izquierdización atlántica, o aceptar de una buena vez que ni el Brasil ni la Argentina tienen posibilidad de liderazgo alguno en el Eje Castro-Chávez-Morales.

Es verdad que el Brasil recibía el abastecimiento de gas boliviano casi a la mitad de su valor real. Pero también es verdad que la decisión de Morales nos trae a la vista el problema crónico de las naciones de este lado del mundo: la violación reiterada de los acuerdos, la incapacidad vernácula de respetar tratados y la indisposición para responder por los incumplimientos. Es probable que las facilidades que se le reconocían a Brasil sean muy inferiores, inclusive, a las que eventualmente extenderá Morales al castrismo cubano.

Ojalá que los versos de esta plegaria no tocaran a Chile, pero la predisposición de nuestras autoridades para confiarle a Bolivia el abastecimiento energético del que nos priva la Argentina (es decir, de una opción mala a otra peor), nos pone en alerta sobre los alcances que podría tener el réquiem del gas altiplánico.

Y que no se vaya a decir...

Y que no se vaya a decir, a futuro, que el fracaso de los bloques económicos latinoamericanos y de las grandes prospecciones comerciales de las naciones del continente, fue culpa del "aislacionismo" y del "nacionalismo" de nuestros países, pues ha sido el marxismo internacional, de principio a fin, el que empuñó la daga de muerte del Pacto Andino, el que procuró la ideologización del MERCOSUR, el que echó manos sobre el potencial energético de Bolivia y el que marginó a Argentina y a Brasil del acceso a los centros de poder que equilibrarían su situación atlántica con respecto a la concentración estratégica que hoy experimenta el Pacífico.

Por el contrario, los nacionalistas no sólo han advertido con anticipación todos estos fenómenos, sino que han permanecido cautos y prudentes frente a todos los verdaderos conciertos de cantos de sirenas que inundan los análisis políticos que hoy se hacen de estos procesos.

Demos, entonces, nuestra sentida y honesta plegaria... Pero que no nos carguen mañana al muerto.


Centro Informativo de ALERTA AUSTRAL - Santiago de Chile - http://www.alertaaustral.cl - 2006