TOMPKINS Y LA CARRETERA AUSTRAL:
RESPUESTA A UN "ECOLOGISTA"

Cristian Salazar Naudón


No puede dejar de llamar la atención el desconocimiento demostrado por algunos los más bulliciosos ecologistas light chilenos, siempre preocupados de aparecer como estoicos defensores del magnate norteamericano Douglas Tompkins y, al igual que éste, de ofrecerse a los medios de comunicación como perseguidos e incomprendidos, portadores de una verdad prohibida por la injusticia, tal como el comportamiento de las sectas mesiánicas, precisamente.

A tal punto suele llegar este esfuerzo cosmético que muchos de ellos -me consta-, ni siquiera han visitado la Patagonia chilena, esa misma de la que presumen ser expertos y virtuales iluminados, ungidos desde algún lugar de los planos espirituales para la defensa de los proyectos del millonario que sigue comprando territorio nacional con visa de turista y adicionandolo a sus enormes monopolios en nuestro país y en la Argentina..

Pues bien: por todo lo anteriormente señalado, no puedo guardar silencio ante las afirmaciones altamente inexactas que el presidente regional del llamado "Partido Ecologista" (¡otra vez el partidismo!), Félix González, vertiera en carta publicada el 26 de septiembre del año en curso, en las páginas iniciales del diario "La Tercera", y en las que se me figura que su sola presentación como "ecologista" le hacen sentirse conferido con la autorización para hacer toda clase de afirmaciones descabelladas y sumamente antojadizas en defensa de su mentor, Mr. Tompkins.

De entradita, y con no sé qué clase de propiedad, González asegura sueltamente que "construir una carretera por Pumalín equivale a hacerlo por las Torres del Paine". Estas palabras son una declaración explícita de su ignorancia sobre los parques nacionales, ya que existe un largo y útil camino construido en las Torres del Paine, con 100 kilómetros de trazados que son, técnicamente, muy parecidos (sino similares) a los proyectados hoy en Pumalín como continuación de la Carretera Austral. Lejos de dañar las Torres del Paine, estos caminos han facilitado su potenciación turística y resultaron vitales para atacar el incendio forestal del verano pasado.

No contento con tan desafortunada afirmación, agrega que "la ruta costera es más económica" que el trazado por tierra. El mito dentro del mito, ni más ni menos, pues esta economía sería tal vez para el Estado y los concesionarios, ya que si González conociera los medios de desplazamiento que alternan en el territorio, sabría que los tramos de tránsito marítimo encarecen en progresión el servicio de transporte para el usuario. La ruta costera no resiste comparación, entonces, con un tramo cubierto por tierra, más seguro e infinitamente menos limitado por las difíciles e incontrolables condiciones de tiempo en esta región chilena.

Finalmente, González remata declarando que resulta "falso" el que Tompkins ayude económicamente a los grupos ecologistas simpatizantes. Mi recomendación sería, al respecto, que revisara los destinatarios de los jugosos cheques extendidos por organizaciones dependientes del magnate, como Fundación EDUCEC, donde se encontrará con más de una sorpresa, pues allí figura incluso una alta ex autoridad de gobierno.

Ejemplifico el desconocimiento de los ecologistas sólo con este caso particular, de un dirigente partidista. El lector podrá verificar en las páginas y cartas de todos estos grupos, que la actual defensa esgrimida para el magnate en contra de la Carretera Austral, gira fundamentalmente en esta misma clase de afirmaciones.

Pero como ha dicho repetidamente un proyecto árabe: "Si me engañas, la primera vez es culpa tuya. Si me engañas por segunda vez, es culpa mía".


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