COSTOS DE LAS INGENUIDADES
Por Hernán Felipe Errázuriz, publicado en "El Mercurio" del 8 de julio de 2006
Altos precios seguiremos
pagando por nuestra imprevisión e ingenuidad en las negociaciones sobre el gas
trasandino.
En su hora, no se previeron los riesgos de la dependencia del gas importado. El
respeto por los tratados internacionales y supuestas reservas suficientes para
20 años -se creyó- garantizarían el abastecimiento a Chile. Luego, el Gobierno
chileno sostuvo -equivocadamente- que los cortes de gas eran asunto entre
privados y que las relaciones oficiales se podían "desgasificar". Más adelante,
se intentó controlar los daños con soluciones técnicas, swaps y gasoductos
integrados.
Ante los fracasos, se confió en una "alianza estratégica" y en la amistad entre
los mandatarios. "Bienvenido, amigo Kirchner", dijo el Presidente Lagos
en el banquete que le ofreció en palacio, y nuestra Presidenta lo distinguió con
su primera visita de Estado.
A estas delicadas atenciones siguieron nuevos cortes y el acuerdo entre
Argentina y Bolivia para restringir las exportaciones de gas a Chile.
Hace ya dos años que se sabía que Chile sería para Argentina la fuente de
financiamiento y la "variable de ajuste" a su populismo energético, y que el
consumidor chileno terminaría pagando más que los argentinos por el gas. También
se sabía que Bolivia utilizaría sus "moléculas" para presionar por territorio
chileno. Ya en sus campañas, los presidentes habían prometido usar políticamente
el poder de los hidrocarburos, subsidiando su consumo interno y encareciendo su
exportación.
La solución a nuestras carencias energéticas no es la candidez: es acelerar los
proyectos alternativos, incluida la generación nu-clear, para reducir la
dependencia de los vecinos. Por confiar en la buena voluntad ajena, hemos
perdido competitividad y un tiempo valioso en sustituir el gas fronterizo.
Entretanto, hemos renunciado indefinidamente al derecho internacional y a las
medidas internas ante incumplimientos y abusos en el comercio. En el momento de
las negociaciones, seguimos creyendo en promesas y en el valor de supuestas
alianzas.
Que no tenemos opciones, derechos ni poder de negociación, no es cierto: nuestro
potencial hidroeléctrico no está aprovechado, y tenemos instrumentos comerciales
legítimos para negociar con Argentina. El intercambio comercial bilateral es
ampliamente favorable a ella: nos exporta varias veces más que lo que le
vendemos, y recibimos exportaciones intensivas en el uso de energía subsidiada,
que permiten demandar compensaciones por el daño y el dumping a la
industria nacional.
Centro Informativo de ALERTA AUSTRAL - Santiago de Chile - http://www.alertaaustral.cl - 2006