EL CONEJITO "NEONAZI"

Cristian Salazar Naudón


Nadie podría dudar de la eficacia comunicacional del Gobierno de Ricardo Lagos Escobar, contrastada con el pésimo manejo mediático y propagandístico de la actual administración de Michelle Bachelet Jeria.

El período presidencial con el peor crecimiento económico y mayor corrupción de las últimas décadas supo mantener el mito del "mejor gobierno de la historia de Chile" (hasta destapados los escándalos del TranSantiago, del recauchado express de la Alameda y del derrumbe del sistema educacional que agita nuestros días) valiéndose de toda la gama de noticias explotables entre las cuentas de Pinochet y los horrorosos desentierros de motores de autos viejos en "Colonia Dignidad", cada vez que subían los impuestos, las bencinas, la corruptela pública o las protestas de trabajadores portuarios.

Los magos comunicacionales del gobierno de doña Michelle, en cambio, han sido infinitamente menos diestros sacando conejitos de los sombreros, poniendo como cuña de la pata coja uno y sólo uno de los temas que fueron recurrentes en la anterior presidencia: el peligro del "neonazismo" en Chile.

Para la agencia mercadotécnica de La Moneda, estamos llenos de "neonazis". Ya ni se puede salir de las casas. Los hay en los bares, en las esquinas, en las estaciones del metro. Es una plaga de proporciones bíblicas.

Los conejitos del sobrero

Los devotos de los proyectos de ley contra la discriminación que están en el Congreso  (tan improvisado, absurdo e impreciso que, en lugar de prohibir las discriminaciones arbitrarias, llega al imposible jurídico de establecer "igualdades arbitrarias"), no pueden estar más complacidos con la línea editorial que han asumido los noticiarios. Una de cada diez noticias del canal del último ex candidato presidencial de la derecha, nos habla del peligroso desborde de neonazismo compulsivo. ¡Cuidado! Los nazis andan por todos lados. ¡Ahora son todos nazis!. Hasta un simpático cantante morocho acaba de ser atacado también en una confusa y extraña supuesta "agresión neonazi" de enmascarados (y luego descritos "a rostro descubierto", ¡notable!), sospechosamente justo cuando preparaba el regreso de su aburrida y olvidada banda musical de la época horrenda del ritmo "axe". El año pasado, le sucedió lo mismo a una familia africana, justo unos días antes de que expirara su visa, por lo que se salvaron de la expulsión.

En fin: estábamos enterándonos compungidos de los "neonazis" metidos en el Ejército, la Fuerza Aérea y Carabineros, cuando, precisamente, a mediados de mayo comenzaron las protestas estudiantiles que después tendrían al gobierno en el limbo. ¡Escándalo nacional! Las mismas Fuerzas Armadas que, hace sólo unos meses, reintegraban  ceremoniosamente a sus filas a uniformados dados de baja tras el alzamiento de 1973 por sus simpatías ideológicas con la violenta izquierda revolucionaria de entonces, ahora expulsaba de sus filas a los presuntos "neonazis" sin ninguna clase de investigación interna.

Pero los asesores publicitarios tironearon tanto las orejas al conejito "neonazi" que acabaron desgarrándoselas y murió allí, en su propio sombrero de copa. Por más que los medios afines al concertacionismo y a los citados proyectos de ley machacaron el tema, nada detuvo la expectación generada por los anuncios de una incipiente movilización estudiantil, extraordinaria e inédita en la historia de Chile... Y así sucedió.

Atormentados y confundidos ante la magnitud de la avalancha y el apoyo transversal al movimiento, los publicistas de La Moneda tuvieron una idea genial: sacar nuevamente a los conejitos "neonazis", esta vez como adversarios de la movilización y de las tomas de liceos. Es decir, los conejitos ahora se cuadraban con los intereses de este Gobierno, desesperado por provocar el fin del paro de los estudiantes de Chile. ¡Insólito!

Los conejitos impostores

Se dijo entonces, que misteriosos grupos de los llamados "skinheads", estarían amenazando por teléfono a los alumnos de liceos paralizados, además de apedrear algunos establecimientos y hasta intentar agredir a los alumnos, brazo en alto y al grito vehemente de "Heil mein Führer!". Como era de esperar, los noticieros de TV hacen eco de estas denuncias, intercaladas con escenas de películas gringas.

Pero poco duró también este conejo, asfixiado en su propio sombrero mágico. El sábado 3 de junio, es detectado por fuerzas policiales, cerca de un colegio en toma, un piquete de vándalos armados hasta los tímpanos: palos, manoplas metálicas, cadenas, barras metálicas y -¡como no!- una pistola adaptada para disparar balines, la misma que usa el lumpen para destaparle los sesos a los micreros una o dos veces al mes. Fueron denunciados por los propios estudiantes, que llamaron al 133 al advertir que estos salvajes tenían intenciones de atacar el recinto.

Pero algo falló, pues los seis detenidos correspondían a otra tribu urbana importada desde el extranjero: los autodenominados "skinheads anti-fascistas" o "anti-nazis", agrupados en un tal comando "16 de abril", que conmemora la muerte de un muchacho de estas tendencias en el caso que reveló el primer conejo de los "neonazis" en las Fuerzas Armadas.

Pues bien: llevados ante el tribunal, estos grandes benefactores de la paz social declararon que sólo hacían una especie de "guardia voluntaria" para proteger a los establecimientos de posibles ataques efectuados por los "skinheads" de verdad; es decir, por los "neonazis" (también son sus conejos, parece). Acto seguido, cinco quedan en libertad y sólo uno a disposición de la Fiscalía.

Sin embargo, al ser consultado por la prensa, el cabecilla de esta pandilla declara -de espaldas a la cámara- que su grupo de choque está trabajando directamente con la Policía de Investigaciones, con Carabineros de Shile (el país donde declara vivir él) y hasta con la propia Agencia Nacional de Inteligencia, ANI... ¡La ANI!

Si la denuncia de esta padilla de sicarios ad-honorem es correcta, entonces podemos suponer que el Gobierno podría estarse valiendo de estos grupos no sólo para fabricar un nuevo conejito "neonazi" con el cual pegar la chicota a la opinión pública y, al mismo tiempo, amedrentar un movimiento huelguista que le urgía detener.

s conejitos sicarios

Como es tradicional, La Moneda ha eludido tozudamente dar alguna declaración respecto de esta gravísima denuncia, que complica por enésima vez en un episodio oscuro a la ANI. Sin embargo, los antecedentes públicamente disponibles permiten completar el posible escenario de complicidad entre estos grupos de violentistas y los organismos al servicio de los intereses de la Concertación.

Curiosamente, todos los ataques comenzaron en la noche del miércoles 24 al jueves 25 de mayo, sólo unos días después de iniciada la movilización. Algunos lo hacían en vehículos que difícilmente podríamos esperar propietados por pandilleros, algunos captados por cámaras de TV desde la distancia. También es curioso que los carabineros jamás lograron atraparles, capturando, en su lugar, a los "anti-fascistas" que decían estar haciendo en terreno la propia pega de los uniformados.

A los cerca de diez o más colegios tomados de Santiago que fueron hostigados por esta clase de presuntos "neonazis", se sumaron similares denuncias en Quillota, Viña del Mar, Quilpué y Temuco, por lo que tendrían también una novedosa e inédita coordinación a nivel nacional. Los grupos de sicarios estaban integrados por hasta 30 sujetos, con aspecto de mayores de edad y no adolescente, según los testimonios, frecuentemente enmascarados y andando en vehículos con vidrios polarizados, en camionetas 4x4 y hasta en motocicletas, así que hablaríamos de conejitos "skinheads" bastante finos, por ahí por el tipo angora, nunca antes vistos en Chile.

El caso de Quillota es uno de los más sorprendentes. Durante la madrugada del jueves 1º de junio, el Colegio Cristiano Santiago Escuti Orrego y el Liceo de Niñas de Quillota, fueron atacados por cerca de 26 sujetos, según los testigos todos adultos y distribuidos en dos vehículos, dos blancos y uno rojo. Llegaron incluso a la invasión del establecimiento femenino.

La noticia dada por Carabineros de Chile pocos días después, desmintiendo que hubiese "neonazis" amenazando o merodeando los liceos tomados de Quillota, sin embargo, casi no fue reproducida por ningún medio periodístico.

Le falló el truco al mago...

Quienes tengan buena memoria, recordarán que, en diciembre de 2004, un grupo de jóvenes nacionalistas de la ciudad de La Serena fue emboscado por una enorme pandilla de "anarquistas anti-nazis" debidamente dateados y probablemente en complicidad con autoridades de organismos regionales, a juzgar por las extrañas circunstancias que rodearon este caso. Los jóvenes esperaban en la calle la apertura de la sede del Instituto Nacional de la Juventud en la ciudad, donde realizarían una charla que nunca llegó a producirse, pues fueron atacados en masa por estos retrógrados, armados con palos, fierros, manoplas y la misma clase de souvenirs de los autodenominados "16 de Abril".

Podríamos estar enfrentando, entonces, una infame situación, en que personajes ligados al propio Gobierno de Chile estén valiéndose de estos grupos delincuenciales para ordenar por la fuerza ciertos sucesos sociales que afecten el estado de inmovilidad equidistante al que aspiran siempre los regímenes socialistas, con todas sus imposturas pseudo democráticas.

De ser ciertas nuestras sospechas, el truco de los conejos del sombrero se estaría volviendo particularmente peligroso. No quisiéramos pensar que en Chile puedan verse, el día de mañana, versiones locales del repugnante "Ejército Dignidad" panameño o las fuerzas de choque "bolivarianas" que llenan de descalabrados la ciudad de Caracas. Pero tampoco esperábamos mucho de lo que hoy ya es nuestro pan de cada día en noticias políticas.

Son las consecuencias del sometimiento sofocante a un sistema antinacional, donde se incentiva al chileno no a defender lo suyo, sino a atacar a sus propios semejantes.


Centro Informativo de ALERTA AUSTRAL - Santiago de Chile - http://www.alertaaustral.cl - 2006