LA REBELIÓN DE LOS PINGÜINOS:
EL PARTIDISMO POLÍTICO EN JAQUE
primera  parte

Eduardo Valenzuela González


Viernes 19 de mayo. Son cerca de las 6 de la madrugada. Una cincuentena de alumnos despliegan un lienzo que dice "No a la educación de mercado. Instituto Nacional en Paro". De inmediato surgen los móviles de televisión y radios. La prensa reacciona discretamente, sin entender la situación. Sólo informan, no hay opinión ni a favor, ni en contra. Es que nadie esperaba que desde el bastión de la educación pública, al que aspiran llegar miles de adolescentes concientes de que es uno de los escasos lugares en que saldrán capacitados para enfrentar una exitosa vida universitaria, iba a transformarse en detonante de la rebelión. El desconcierto mediáticos es enorme. El domingo 21 de mayo, la presidente Bachelet se refiere de manera tangencial al tema de la educación, señalando que su gobierno hará los mejores esfuerzos en este ámbito. Este manifiesto de buenas intenciones fue la señal para actuar, pues el diálogo con la autoridad de agotó.

El lunes 22, a primera hora, el tradicional Liceo de Aplicaciones es tomado por varias decenas de sus alumnos. Más tarde, se pliega, el Liceo Nº1 de Niñas. El martes 23, se suman con fuerza, el liceo de niñas Carmela Carvajal y el Liceo José Victorino Lastarria. El miércoles, jueves y viernes pasados, se fueron sumando decenas de liceos a lo largo del país, incluso colegios particulares. Más de 150 mil alumnos en paro o toma. El impacto fue de tal magnitud, que el gobierno, encabezado por el Ministro de Ecuación, Martín Zilic, debió cambiar su estrategia, que apostaba al descrédito y desgaste del movimiento, negándose a conversar con los alumnos en toma,  a aceptar la mesa de negociación con todos los involucrados este lunes 29 de mayo.  

Pero lo que aparece como un acto de "generación espontánea", no fue  sino el inicio de la más importante manifestación de los escolares desde la recuperación de la democracia. No deja de ser curioso que fueran los mejores colegios públicos, cuyos alumnos están en clara ventaja académica respecto de sus miles de pares, asumieran el liderazgo de la movilización. Y aunque el gobierno intentó bajarle el perfil a éste, el macizo apoyo de los apoderados, profesores y ciudadanía, los dejó en jaque. 

Como era predecible, el partidismo político no quiso estar ausente de la gesta estudiantil que estaba en todos lo medios de prensa. Sin embargo, se encontraron con la abierta, y hasta hostil, oposición de los estudiantes, quienes expresaron que el movimiento es autónomo y no permitirán ser instrumentalizados. Desde comunistas hasta la UDI, fueron expulsados de los recintos. Lo anterior, es una muestra inequívoca de que es posible la expresión ciudadana, movilizada por sus intereses y reivindicaciones sectoriales, con total prescindencia de los partidos políticos.  Además, este movimiento está demostrando que los liderazgos también pueden surgir del seno de las organizaciones, evitando que la oscuras manos de los políticos, manche las transparencia e intenciones puramente sectoriales.  Por último, queda de manifiesto que es posible romper el marco de dominación del mundo político, reemplazando la soberanía de los partidos por la soberanía de las organizaciones sociales.

Si bien es cierto, varios de los líderes estudiantiles son militantes de partidos (fundamentalmente de izquierda), en su mayoría, los voceros son independientes y han sabido catalizar la angustiosa situación de la educación pública. Con asombrosa claridad, los jóvenes han entendido que la crisis de la educación es un problema nacional, transversal y que desde quienes detentan el poder no han obtenido sino retórica y evasiones. Hoy, exigen no solo debatir, sino cambiar lo que ha generado tanta desigualdad:   Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE), la efectividad de las Jornada Escolar Completa y la municipalización de la enseñanza. No por nada llevaban más de una año estudiando el tema que plasmaron en un documento que en noviembre pasado entregaron al entonces ministro de Educación Sergio Bitar, y que ahora quieren sacarlo del cajón en que quedó y discutirlo en una "mesa resolutiva y no sólo para tomar café con galletitas". Ha sido un largo proceso de articulación sectorial, en donde los estudiantes analizaron, discutieron, y resolvieron. Los dirigentes, que han demostrado una notable responsabilidad, han respetado a las bases.

La LOCE abrió de par en par las puertas a una inmoral mercantilización de la educación, olvidando que ésta debe tener una misión estratégica para el Estado. Al revisar la aplicación de la Jornada Escolar Completa se puede constatar que muchos colegios la usan para aumentar las horas de lenguaje y matemáticas y subir los resultados del Simce o la PSU, con profesores agotados por las largas jornadas o sin medios para cumplir los objetivos de una mejor educación. Los municipios, por otro lado, supeditados a los vaivenes de la coyuntura electoral, han sido incapaces de hacerse cargo de educar a la población más pobre y las desigualdades se perpetúan mientras la discriminación es la lógica imperante. Este es el planteamiento de los estudiantes secundarios. ¿Alguien podría negar lo anterior? Nadie, ni siquiera los responsables de la hecatombe: las "tribunos" que mandan en los partidos y sus leales lacayos. La Concertación, por su inmoral conducta de intentar ahogar toda manifestación de estudiantes y profesores, con la monserga de responsabilizar a sus compinches de la derecha. La Alianza por Chile, en tanto, sin pudor alguno y con irritante oportunismo, hoy reniega lo que construyó mientras utilizó a las Fuerzas Armadas en su proyecto Neoliberal, del que la Educación tampoco se salvó.

Para el Nacionalismo, que se sustenta en la autonomía de los cuerpos sociales, los estudiantes han dado una clara lección al resto de las organizaciones y deben sacarse las lecciones necesarias, para lograr la plena autonomía del mundo social permanentemente infiltrado por el partidismo social liberal que maneja los hilos del país. Quienes nos gobiernan no creen en la independencia de las organizaciones sociales, y temen perder su enorme poder, por lo que harán todos los esfuerzos por neutralizar e infiltrar cuanta organización les parezca riesgosa a sus intereses de tribu. Dependerá del movimiento social en general y de cada organización, en particular, luchar por su autonomía, en donde Chile y su pueblo sea lo importante. En esto, los nacionalistas tienen un papel fundamental, esto es, estar en la primera trinchera defendiendo la independencia de los cuerpos sociales, luchando por que la soberanía social, se imponga  al partidismo político.


Centro Informativo de ALERTA AUSTRAL - Santiago de Chile - http://www.alertaaustral.cl - 2006