CRÍTICAS A TOMPKINS

Señor Director:

Cuando pareciera que las visiones de Wegener sobre la traslación de los polos y la precesión de los equinoccios comienzan a cumplirse, de modo que la Atlántida puede reaparecer debajo de los hielos de la Antártica, transformando a Chile en el país más importante del planeta Tierra, el señor Douglas Tompkins se permite criticar a Rodolfo de Andraca y a Andrónico Luksic por pretender utilizar las enormes reservas de gas de la Patagonia para producir la energía y electricidad que Chile necesita.

Tompkins se ha apoderado de cientos de miles de hectáreas en nuestra Patagonia y en la Argentina, dividiendo a Chile en dos desde el paralelo 40º hasta Punta Arenas, no permitiendo que sobre “su” territorio se extiendan cables de electricidad ni se use la Carretera Austral, explotando a los colonos originales y discriminándolos racialmente.

El ha logrado que se cierre el Regimiento de Chaitén y las Bases Naval y Militar de la Antártica. Ha conseguido el tácito apoyo gubernamental a base de dinero para las elecciones presidenciales, sintiéndose tan seguro como para llegar al salón presidencial de La Moneda en pantalón vaquero, con las manos en los bolsillos y mirando de arriba a abajo. Después de la ayuda aportada a la Presidenta, es posible que la próxima visita, en solicitud de respaldo contra los patrióticos Andraca y Luksic y la Sociedad Endesa, la haga vistiéndose en “short”.

La Patagonia chilena es rica en minerales de todo orden (bauxita, molibdeno, oro y, sobre todo, uranio). Tenemos ahí, en los hielos continentales, las más grandes reservas de agua del planeta y la energía atómica que nos permitiría abastecer de electricidad no sólo a Chile, sino también a nuestras posesiones oceánicas.

Ya perdimos la Laguna del Desierto, no perdamos ahora los hielos continentales y la Antártica. Por de pronto, ya se ha logrado salvar el sagrado monte Melimoyu, en los Andes patagónicos, contraparte del sagrado monte Kailás en los Himalaya.

Miguel Serrano