CRISIS ENERGÉTICA

Sr. Director:

Como señalara María Isabel González en su columna publicada en La Tercera el 2 de marzo, son muchos los pasos que puede dar Chile para ahorrar energía en el ámbito industrial y residencial. Estos ahorros y la mayor eficiencia que de ellos se desprende podrían llegar a constituir una posible fuente energética para el país. Pero aclaremos que en ningún caso representarán una solución definitiva para los problemas de abastecimiento energético que Chile podría enfrentar en el futuro y María Isabel González tampoco lo plantea así.

La citada columna atrajo el apoyo de varios connotados ecologistas, entre los cuales se encuentra Douglas Tompkins, quien en una carta publicada por este medio el 12 de marzo pretende decirles a los chilenos que la conservación energética es el único camino existente para el planeta. Esta visión "catastrofista" de las cosas la hemos venido escuchando por más de 30 años, pero las fuentes tradicionales de energía no se han agotado aún y no lo harán en el futuro previsible. Los planes de conservación de energía, en el mejor de los casos, logran un ahorro de entre 1,5% a 3% anual. No son fáciles de implementar y requieren de mucha disciplina, incentivos de mercado e información disponible para los diferentes tipos de consumidores.

En EE.UU. operan una serie de organizaciones dedicadas al tema de la eficiencia y la conservación, como la coalición Alianza para el Ahorro de Energía. Realizan un loable trabajo en el área de la política ambiental, la transformación del mercado y la educación. Pero la gravitación del ahorro es pequeña en el ámbito de la matriz energética total, lo cual implica que las fuentes
tradicionales continuarán siendo el eje sobre el que deberá descansar una política realista para el campo de la energía.

José Miguel Serrano