LA "INDEPENDENCIA" POLÍTICA
DE BACHELET

Eduardo Valenzuela González


En los últimos días, hemos sido testigos del más grosero bombardeo mediático orientado a validar la supuesta independencia política de la electa primera mandataria que asumirá el 11 de marzo próximo. Nada de esto es casual y responde al sofisticado plan de los operadores políticos que buscan instalar la imagen inmaculada de la señora Bachelet, la que no deja presionar por los partidos, pues ella es representante de los ciudadanos y no de los políticos, de quien la gente la peor de las opiniones. Por ello, los expertos en marketing político de la Concertación, mucho ante de las elecciones, habían incrustado en el discurso de la electa presidente, el “desmarque” de los partidos. Ella, entrenada en estas lides, ha sabido acatar y frases como “gobernaré con la gente”, o “yo tomaré las decisiones en mi gobierno”, eran parte de la nueva estrategia discursiva tendiente a ganar la confianza de los electores.

Sin embargo, quienes están en la trastienda saben que esto no es así. No sólo inventaron habilidades y cualidades que Bachelet jamás ha tenido, sino que engañosamente la han usado para mantener el modelo de dominación en concomitancia con sus aliados de la derecha, repartiéndose cada uno su tajada del poder.


Para ratificar lo anterior, nada mejor que el espectáculo de las nominaciones de ministros, subsecretarios y gobernadores. A pesar de reiterados aforismos de la candidata en campaña en contra de los cuoteos políticos, el mecanismo de elección no fue distinto al de Patricio Aylwin, en 1990; Eduardo Frei, en 1995 y Ricardo Lagos, el 2000: los partidos entregan el listado de nombres y el presidente electo escoge.

Fue así como a fines de febrero y con la respectiva pompa publicitaria, la autoproclamada “madre de Chile” dio a conocer los nombres de su gabinete. Como era de suponer, los ministerios fueron entregados a militantes de los partidos de la Concertación. Como una ironía del destino, el ministerio del Interior fue entregado a uno de los íconos de la fronda política criolla que tanto rechaza la gente: Andrés Zaldívar Larraín, quien ha vivido de la política por casi cuarenta años. Los parlamentarios de todas las bancadas cerraron filas con el patriarca demócrata cristiano, destacando su incuestionable “entrega” al servicio público.

Las explicaciones del flamante vocero del próximo gobierno, nada menos que el hijo del presidente saliente, Ricardo Lagos Weber, no se hicieron esperar, quien con escuetas declaraciones a favor de las nuevas caras, le bajo el perfil a toda crítica. Estas “nuevas caras”, son en su inmensa mayoría funcionarios de gobierno y llevan años con trabajo seguro gracias a la Concertación. Vale decir, y como siempre, los partidos al poder. Los medios de prensa destacaron con abundancia los porcentajes por partido. En general el “cuatro poder” y sus columnistas vieron con buenos ojos el manejo de la distribución política. La conspiración del silencio en acción.

Con la clara intención de distraer la atención, se destacó la consecuencia de Bachelet al cumplir con la paridad de géneros en la distribución de las carteras. El tema, francamente, no tiene relevancia, pero ha sido tratado con tal majadería que no pocos saludan la iniciativa y simpatizan con este “trascendente paso” como ha dicho un importante magnate de la Concertación. Mientras sean de sus filas la lo mismo si son hombres o mujeres. La dictadura partidista no tiene género, sólo importa mantener el sistema imperante.

Con marzo llegaron las nominaciones de subsecretarios y gobernadores, repitiéndose la misma monserga desde el gobierno, parlamentarios y el mundo político. La expectación mediática tenía a la opinión pública atenta respecto de los nuevos funcionarios de confianza de Bachelet. Como era de esperar, se mantuvo la lógica de distribución por cuota partidaria. Nuevamente, el gobierno le dio absoluto apoyo a la futura presidente, los partidos manifestaron su respaldo a los nominados, y sólo quedaron para la anécdota las críticas de la UDI al nuevo subsecretario de Aviación; los comentarios de pasillo dentro del Partido Socialista por la fuerte presencia de la tendencia Nueva Izquierda en las gobernaciones; o las tímidas peticiones de mayor presencia en cargos públicos por parte del presidente de partido Radical.

En síntesis, la cruda realidad ha demostrado que la “independencia” de Bachelet es falsa. Por el contrario, los partidos mandan más que nunca, prueba de ello es que, salvo el ministro de Economía, Andrés Velasco, simpatizante radical, el resto de autoridades nominadas son todos militantes activos y con basta experiencia en cargos públicos. La frágil memoria colectiva, infestada por la farándula y el relativismo moral, no recordarán las promesas de la “madre de Chile” respecto de gobernar para los chilenos. Y el círculo vicioso se retroalimenta del engaño y la manipulación.

Pero Chile y sus fuerzas tutelares deben reaccionar. Por eso irrumpe el Movimiento de Convergencia Nacional (MCN) como instrumento auténticamente chileno que tiene como único fin unir a los hijos de la patria, para liberarnos de la división que los partidos tanto fomentan. Las mentiras seguirán, pues quienes nos gobiernan no son libres, y deben obedecer a los mandatos de los grandes centros de especulación financiera internacional, en donde el trabajador chileno, su familia, sus sueños y esperanzas nada importan.

Por eso tú, chilena, chileno estás invitado a darle un nuevo sentido a tu vida. Unidos, seremos una fuerza invencible y está llano el camino para la victoria. La Divinidad, desde lo alto, nos apoyará por obrar con rectitud y honor. Y cuando seamos dueños de nuestro destino, las futuras generaciones sentirán la maravillosa responsabilidad de defender a su patria y su pueblo sin vacilar, por que seremos una sola carne y un solo corazón.


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