MOVIMIENTO DE CONVERGENCIA NACIONALISTA
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS


Asumiendo la realidad histórica que vive nuestra Patria se convoca ampliamente a todos los chilenos a participar del Movimiento de Convergencia Nacional (MCN), con el propósito de unir a todos los habitantes del País, sin distinción de clases, a fin de constituir una Fuerza Nacional capaz de encauzar y dirigir por el camino de la grandeza futura, los destinos espirituales, políticos, sociales y económicos de la Nación, bajo los conceptos que se expresarán, e inspirado en los siguientes principios:

1. Herencia Histórica

El MCN es un movimiento que fundamenta sus planteamientos y propuestas en los principios y valores de la cultura occidental cristiana, transmitida a nuestro continente a través de lo ibérico y fusionada con el legado de las culturas propiamente americanas, siendo CHILE parte de esta herencia como destino y cultura.

Por tanto, nuestra Identidad como Nación, que surge a partir de la hispanidad, de los pueblos originarios y de las migraciones, es el resultado histórico de la permanente asimilación de este patrimonio, en combinación con los hechos y situaciones de nuestra historia en la creación de una forma de ser y de una forma de convivir. Esto es lo que constituye nuestra tradición y herencia histórica, que se fortalece y expresa en nuestra participación en un destino común con los demás pueblos iberoamericanos.

2. Nación y Estado

La Patria, como hogar primordial, se encuentra conformada por el Pueblo, el Territorio, la Cultura y la Soberanía. La Nación es una Unidad de Destino en lo Universal, entendiendo por esto todo cuanto es común a los integrantes de la Patria.

La Nación debe estar dotada de un Estado que sea capaz de promover el bien común, asegurando el mayor desarrollo espiritual y material de los habitantes que la constituyen, sobre la base de ser el promotor del desarrollo, el custodio del derecho, el conductor político de la Nación y el realizador de su destino.

El Estado es la institucionalización de la forma de convivencia del pueblo, la organización política de la Nación, que ampara a los Cuerpos Sociales a través de los cuales se organiza y estructura la sociedad, garantizándoles la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines específicos.

El Estado debe estar permanentemente al servicio de los intereses superiores de la Patria, contribuir al cumplimiento de los fines de la Nación y asegurar la representación legítima de la soberanía como expresión de libertad y dignidad de la Nación.

Es un deber del Estado preservar la integridad territorial, por ser ésta un patrimonio de todos los chilenos, como también la igualdad jurídica de los estados contra toda forma de imperialismo y colonialismo.

3. Derecho y Justicia Social

El MCN reconoce a las personas y a los organismos sociales derechos que deben ser custodiados y fortalecidos jurídicamente por la acción del Estado, por ser éstos anteriores al Estado.

El Estado, por tanto, está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible.

Entre los derechos de las personas se proclaman el derecho a la Vida, el derecho a la Educación, derecho a la Salud, derecho al Trabajo y el derecho a la Propiedad.

Estos derechos tienen su salvaguarda natural en los Cuerpos Sociales, principalmente, en la Familia, en el Gremio y en el Municipio.

La Familia es el núcleo fundamental de la comunidad social en su calidad de custodio y realizador de los derechos de las personas, por cuanto asegura el derecho a la vida, a la educación, a la salud, a la propiedad y al desarrollo del patrimonio y la cultura para posibilitar la realización personal y social de sus componentes, con énfasis en el resguardo de los hijos.

La Familia se funda en el matrimonio, vínculo por el cual un Hombre y una Mujer se unen actual e indisolublemente y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente. La Familia es la sociedad primera, necesaria y perfecta cuya finalidad es la conveniente propagación de la especie humana sobre la base de una unión permanente y estable entre un Hombre y una Mujer. El Estado debe dar protección a la Familia y propender al fortalecimiento de ésta.

EL MCN rechaza por lo tanto cualquier otro concepto de matrimonio y de Familia por ser contrario a la moral natural.

El Gremio es la organización básica de los sectores productivos, principalmente de los trabajadores, cuyo fin principal es la representación de las aspiraciones de sus miembros frente al poder de decisión de los empleadores o del Estado. Es un elemento fundamental para el perfeccionamiento, la negociación y la participación social.

El Municipio es el hogar de la Patria y a él concurren el pueblo, el territorio, la soberanía y la cultura, como expresión primigenia del orden político-administrativo.

Para el MCN un sano equilibrio entre los organismos de la convivencia social y la institucionalidad del Estado está dado por el derecho y la participación social.

Este equilibrio debe resolver la demanda histórica de lograr la paz social y el orden público, armonizando la libertad y dignidad de las personas y de los Cuerpos Sociales, con los legítimos requerimientos de la autoridad para el cumplimiento de los fines del Estado.

Sobre esta materia reiteramos nuestro concepto de que la Justicia Social es la base inexorable de la vida en comunidad.

La justicia se resuelve en lograr igualdad de oportunidades, mayores accesos a los bienes y servicios de la economía y la cultura, acceso a la propiedad familiar, acceso al territorio de la Patria, y resguardo absoluto de los derechos de las personas y de las instituciones.

La justicia consiste en dar a cada cual lo que le corresponde según sus capacidades y talentos.

El MCN reconoce al Hombre como a un Ser portador de valores eternos y trascendentes, dotado por su naturaleza de libertad y dignidad, especialmente por ser imagen y semejanza de Dios Creador. Asimismo le reconoce capacidad creativa e innovadora en el proceso de creación de la cultura, que lo lleva a buscar la Verdad, el Bien y la Belleza.

A su vez los Cuerpos Sociales, que tienen funciones propias e intransferibles que cumplir, están dotados de libertad y autonomía en el cumplimiento de sus fines, que son alcanzados eficazmente sólo si se les reconoce grados aceptables de participación social en todos los niveles de la institucionalidad del Estado.

Para ello el MCN proclama la Participación Social Plena, que es la expresión genuina de la Democracia, como forma de equilibrio entre la sociedad y el Estado, capaz de garantizar la Unidad, la Libertad, la Justicia y la Grandeza de nuestra Patria.

4. Planeamiento y Proyecto Nacional

Para la consecución de sus fines el MCN considera como elementos primordiales a la Política, a las Personas, a la Realidad como medio y circunstancia en que se desarrolla la convivencia y el Planeamiento Nacional.

La Política es el instrumento que tienen lo pueblos para construir su futuro. Es el arte de gobernar que permite llevar las cosas a su fin, cuya virtud principal es la prudencia. En este sentido, se debe hacer posible la participación de las Personas más idóneas, así como también contar con un profundo Realismo y un adecuado Planeamiento que permita alcanzar el bien común

El ejercicio de la autoridad política debe realizarse siempre dentro de los límites del orden moral para procurar el bien común –concebido dinámicamente– según el orden jurídico legítimamente establecido, en especial, de acuerdo a la historia constitucional de la República y la Tradición Nacional. El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida social con las cuales las Personas, las Familias y los Cuerpos Sociales pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección.

En principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana. El Hombre es superior al Estado, ya desde el ángulo del ser, porque mientras el Hombre es un ser substancial, la sociedad o el Estado son sólo seres accidentales de relación. Y también tiene prioridad el Hombre desde el prisma del fin, porque mientras las sociedades o estados se agotan en el tiempo y en la historia, el Hombre los trasciende. El Hombre, en efecto, no se limita al solo horizonte temporal, sino que, sujeto de la historia humana, mantiene íntegramente su vocación eterna, debiendo subordinarse lo transitorio a lo permanente, lo temporal a lo eterno para el mantenimiento del verdadero orden social y político, así como la unidad del propio Hombre.

En consecuencia, el MCN se opone a toda expresión de fanatismo y totalitarismo proclamado por agnósticos, liberales y marxistas.

El Realismo es un requerimiento fundamental para la acción pública. Lo que implica no solamente el empleo de tecnologías adecuadas, sino también contar con los conocimientos válidos necesarios para lograr sus fines. De allí que sólo Personas debidamente calificadas pueden aspirar a ejercer funciones públicas.

La acción pública debe estar debidamente Planificada, en orden a integrar instituciones, procesos, organismos y personas a la consecución de metas y objetivos para alcanzar los fines de la convivencia social y del Estado.

Para ello debe diseñarse un Proyecto Nacional donde se fijen metas y objetivos por etapas hasta alcanzar el cumplimiento pleno de la misión histórica de la Nación, que es lograr grados aceptables de desarrollo y progreso, sobre la base de la libertad, la justicia con respeto a la dignidad de las Personas y de la Patria, y con el funcionamiento equilibrado de la institucionalidad política, social, económica y cultural.

5. República

Para el logro adecuado de estos objetivos, el MCN reconoce el valor de nuestra propia experiencia histórica donde se han ido forjando nuestros ideales de Libertad, Dignidad, Independencia, Soberanía, Justicia y Grandeza.

Por ello proclamamos nuestra fe en la República con un Gobierno dotado de autoridad para la toma de decisiones. A esto debemos agregar como instituciones fundamentales al Poder Judicial, al Poder Legislativo y a las instancias de participación y de control del funcionamiento institucional.

El MCN cree en el perfeccionamiento de las instituciones y en la política como forma de participación en el poder decisional del Estado. Por ello proclama su decisión de perfeccionar la forma de convivencia y, por tanto, de la institucionalidad del Estado a través de los procedimientos y formas establecidas en la Constitución Política de la República, a la cual considera perfectible según los requerimientos de las épocas y las nuevas generaciones.

Este perfeccionamiento debe abarcar todos los ámbitos del ejercicio de la autoridad del Estado, procurando más altos grados de probidad, eficiencia, eficacia y participación, superando el liberalismo político partidista, actual sustituto del parlamentarismo. Debe abarcar también al sistema económico de modo tal que fracasada la experiencia socialista y sin abandonar los principios de la economía de mercado, se oponga a toda expresión de liberalismo económico, como expresión moderna del capitalismo; dando absoluta prioridad al Trabajo sobre el capital y eliminando toda forma de especulación financiera. De este modo se pretende que tanto el orden económico como el orden político sean fieles reflejos de los principios y valores que constituyen nuestro principal acervo histórico cultural.

En cuanto a la participación social, ésta no sólo debe realizarse a través de elecciones y plebiscitos a través del sistema electoral, para elegir autoridades en forma periódica, sino que mediante la participación social en los distintos ámbitos de la acción del Estado, particularmente del Gobierno y del Parlamento.

6. Propiedad e Igualdad de Oportunidades

El MCN postula que el orden económico, que aspiramos a establecer debe cumplir con tres principios: el destino universal de los bienes, la participación de todos en el proceso productivo y la participación de todos en los beneficios del desarrollo, terminando con la exclusión de vastos sectores sociales del sistema económico imperante que promueven liberales y socialistas.

De acuerdo con los principios señalados, el MCN considera el Derecho a la Propiedad como el medio más eficaz para contribuir a la realización personal y social de los integrantes de la comunidad nacional.

Dentro de ella es básico el derecho a la Propiedad Familiar que comprende la propiedad del hogar y de los muebles que lo guarnecen, así como de los bienes que hacen posible la realización de las aspiraciones fundamentales de las personas: Educación, Salud y Previsión Social.

La Propiedad debe ser considerada como un bien jurídico que contribuye a la Justicia Social, sobre todo cuando es una prolongación inmediata de la realización personal. Es más, el Estado evitará la concentración de la riqueza, procurando su justa distribución con igualdad de oportunidades para todas las personas, a través de las necesarias modificaciones al ordenamiento jurídico económico, estableciendo las limitaciones y prohibiciones que sean necesarias para erradicar toda expresión de capitalismo, dentro de una economía de mercado y con pleno respeto a la garantía del derecho de propiedad y de su función social y de la necesaria acción del Estado allí donde los privados no puedan alcanzar por sí mismos los objetivos económicos.

La participación de todos en el proceso productivo significa el reconocimiento del Derecho a un Trabajo, que debe quedar constitucionalmente garantizado. El Trabajo debe estar suficientemente remunerado, es decir, capaz de satisfacer las necesidades básicas de un hombre frugal y de buenas costumbres, y las de su familia, principalmente alimentación, vestuario, movilización, vivienda, educación, salud y previsión. Esta será siempre la forma más eficaz y más digna de procurar la participación de todos en los beneficios del desarrollo, sin perjuicio todavía de la acción subsidiaria del Estado, en los casos más graves de indigencia. El Estado garantizará la libre sindicación y la negociación individual y/o colectiva. Deberá igualmente incentivarse el acceso de los trabajadores a la propiedad, especialmente del hogar familiar, y aún de las mismas empresas en que trabajan, especialmente de modo colectivo a través de la inversión de los fondos previsionales, sirviendo así a la misión de ir creando paulatinamente la riqueza nacional que permita financiar nuestro proyecto histórico.

El Estado debe procurar, conforme al imperativo básico del bien común, que todos los individuos integrantes de la comunidad nacional alcancen su mayor realización espiritual y material posible. En consecuencia, deberá preferirse siempre al nacional antes que al extranjero en cuanto a las posibilidades de acceder a la propiedad y alcanzar condiciones más elevadas de vida. La inversión extranjera, en este sentido, debe ser siempre excepcional y restrictiva, de modo tal que jamás reemplace ni substituya, ni menos impida la plena realización de los hijos de la Patria. Ellos, por un imperativo de justicia, estarán siempre primero.

7. La Chilenidad como Categoría y como Valor

EL MCN reconoce la existencia de un orden moral objetivo, no formal o relativista como promueven quienes subordinan lo espiritual a los sentidos, que se fundamenta en la propia naturaleza del hombre y que rige la convivencia nacional. Este se orden expresa, particularmente en lo que dice relación con la virtud de la justicia, en el conjunto de derechos fundamentales que la Constitución reconoce y garantiza, el que se ha ido enriqueciendo a través de sucesivos momentos de nuestra historia constitucional, como resultado de nuestra experiencia como Nación. Ese orden moral objetivo, surge de la Familia, la Tradición y la Cultura Nacional, vehículo y soporte de los valores éticos que profesamos.

Por ello creemos primordial la formación de las nuevas generaciones en los principios y valores de la Nacionalidad y la Cultura, y en la práctica permanente de la forma de vida que de ellas emana, fortalecida por el proceso educativo y los conocimientos y experiencias que emana de la relación de las personas con nuestro medio geográfico natural, que es la parte del universo que nos pertenece como miembros de la humanidad.

La Chilenidad como categoría y como valor debe ser la base esencial de la convivencia para lograr la Unidad, la Grandeza y la Libertad que son los elementos que posibilitan la creatividad y la autonomía para la instauración de una Unidad de Destino, que permita la realización de las personas y de la Patria.

La Educación debe entregar conocimientos, formación valórica, desarrollar habilidades y aptitudes, y descubrir vocaciones y talentos que posibiliten la integración de las nuevas generaciones al mundo cultural y productivo.

La Educación nace en la Familia y prosigue en la Nación. Es la forja de valores en las personas para transformarlas en hombres y mujeres de bien, capaces de generar formas de vida donde el Ser y el Valor existen al interior de cada Persona, en su Espíritu, en su Esencia y en su Verdad.

La Educación debe ser permanente y entrelazarse con la capacidad tecnológica para contribuir al crecimiento de las personas y de la Patria en su conjunto.

Las escuelas deben estar dotadas de Juntas Escolares para definir proyectos educativos y actualizar conocimientos y experiencias a través de la participación del magisterio, padres y apoderados y representantes de los estudiantes.

8. Los Servicios del Estado y la Desconcentración y Descentralización del Poder

En general el Estado debe otorgar servicios que posibiliten la convivencia social y permitan el ejercicio pleno de los derechos constitucionales, principalmente en lo relativo a la Educación, la Salud, las Obras Civiles, la Previsión y la Seguridad de las Personas, de los Cuerpos Sociales y las Instituciones de la Nación y del propio Estado.

Para su mejor gestión se debe desconcentrar y descentralizar el poder del Estado, conforme a la Constitución Política de la República. Ello requiere de la delegación y asignación de competencias y atribuciones a organismos autónomos o privados con la supervisión del Estado, o de carácter estatal, o regional, a fin de acercar el poder decisional a las personas integrando a la comunidad a la realización de las metas y objetivos para alcanzar el bien común.

Para el MCN el Estado debe dejar de realizar las funciones que no le son propias, mediante privatizaciones, para realizar en plenitud lo que le corresponde principalmente en el campo del Planeamiento, el Derecho, la Seguridad, las Obras Civiles, los Servicios Públicos, la Justicia y la Toma de Decisiones, todo esto en función del bien común, de la estrategia del desarrollo y de la realización histórica de la Nación.

9. Poder Nacional

El Estado debe contar con el Poder Nacional necesario para mantener nuestra Independencia, Integridad Territorial y el pleno ejercicio real y práctico de la Soberanía de la Patria en el concierto de las naciones. Debe salvaguardar su patrimonio, que está constituido no sólo por la cultura, que lleva implícita una visión de cuidado del medio ambiente, sino que además por los recursos naturales, humanos y materiales que son la base de la riqueza nacional y del dominio pleno de nuestro territorio para el diseño y construcción de una civilización que de testimonio de nuestra cultura, fiel a nuestras raíces cristianas, occidentales e hispánicas y a su vocación iberoamericana.

Lo que nosotros aspiramos a forjar es una Patria Libre, un Estado Justo y un Destino de Grandeza para hacer posible la realización de las personas y del proyecto histórico de la Nación, que contiene las aspiraciones más profundas del Pueblo y los Nobles Ideales de los forjadores de la Nacionalidad.

10. Política Exterior

La Política Exterior del Estado debe tener por objeto a la vez el bien común Nacional e Internacional. Las naciones son sujetos de derechos y deberes mutuos y por consiguiente, sus relaciones deben regularse por las normas de la Verdad, la Justicia, la Activa Solidaridad y la Libertad. El mantenimiento de la paz es un objetivo esencial, por lo que la guerra debe evitarse siempre como medio de solución de controversias. Sostenemos la subordinación del derecho de gentes a los principios normativos del derecho natural, que exigen el respeto de la libertad y de los pactos estipulados y sancionados conforme a sus normas. La mutua confianza, la fidelidad a la palabra empeñada, el respeto de los tratados, la proscripción de la fuerza y de la amenaza del uso de la fuerza son el presupuesto necesario de la paz. Es objetivo primordial de nuestra política exterior realizar a la brevedad todo cuanto sea necesario a la más plena integración de Iberoamérica, cuyos pueblos, además de estar unidos entre sí por vínculos culturales e históricos, enfrentan solidariamente un mismo destino de independencia y libertad frente a las demás potencias de la Tierra, única respuesta válida ante los efectos negativos de la globalización. Con tal objeto se debe propender hacia la formación de una conciencia nacional iberoamericana en orden a garantizar por este medio la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de nuestros derechos como Pueblo Libre y Soberano.

En Santiago de Chile, Febrero del año 2006.


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