El día 15 de noviembre se dio a
conocer a la opinión pública los resultados de la encuesta CEP –que dentro del
mundo político es considerada como la más fidedigna y cercana a la realidad–,
provocando una marejada política que no estuvo exenta de damnificados.
Las secuelas de este informe ya han
sido analizadas ampliamente por los medios de información, por lo que no es
necesario volver a ello. Sin embargo, tomando en consideración estos
resultados: Michelle Bachelet 39%, Sebastián
Piñera 22%, Joaquín Lavín
21%, Tomás Hirsch 3% y, a su vez, los votos
Blancos y Nulos, 5% y 10% respectivamente, Alerta Austral hará sus
propias conclusiones y proposiciones al respecto:
- Bastante
se ha dicho en relación a que los votos de los candidatos de la Alianza
estarían sumando lo mismo que los votos de la candidata concertacionista,
pero nos parece más interesante elucubrar ante la posibilidad de la segunda
vuelta, suponiendo que Piñera accede a ella
y se enfrenta a Bachelet. En este escenario
la Concertación, bajo una lógica política debería ir a visitar al Juntos
Podemos (3%) y solicitar a su abanderado los votos necesarios para ganarle
a Piñera, pero la pregunta de rigor en este
caso debería ser: ¿por qué razón, luego de tres gobiernos de la Concertación,
el Juntos Podemos entregaría aquellos votos, si en el pasado no han obtenido
nada a cambio de ellos? Esta vez la lógica señala que habría que esperar
a ver los resultados de las parlamentarias, para ver si la coalición de
gobierno estaría dispuesta a cambiar el sistema binominal,
que favorecería en el futuro al pacto Juntos Podemos. No obstante la situación
actual no pareciera indicar que sea el más propicio para ello, porque de
lo contrario no se entiende las ansias de la Concertación para ganar en
primera vuelta, o sea, los partidos políticos y su candidata en el fondo
no quieren situarse en el escenario en que tengan que negociar con el Juntos
Podemos. Entonces, irrumpe la lógica de que el enemigo de mi enemigo es
mi amigo, por lo tanto Sebastián Piñera estaría
en mejores condiciones de lograr algo que ni siquiera la Concertación podría
ofrecer: llamar al Juntos Podemos a votar nulo, como castigo a la Concertación
y en caso de ganar, garantizar con sus parlamentarios la modificación del
sistema binominal.
-
En caso que la candidata de la
Concertación sea la próxima Presidente de Chile, se mantendría el cogobierno
con la Alianza, porque sin este apoyo de parte de la derecha el desgobierno
sería total, ya que los Nulos y Blancos pueden en algún momento ser una
fuerza política activa. En este escenario se afianzará aún más el monopolio
de la representación social (aquí habría que analizar los resultados de las
parlamentarias para tener un mejor diagnóstico), pero debiera esperarse con
el paso del tiempo un recambio generacional que traería nuevas coaliciones.
En todo caso ninguna fuera de la estructura de la
partitocracia.
- Finalmente,
ante este escenario en donde la tendencia de los Blancos y Nulos sigue aumentando
con el paso de los años, como una legítima expresión de rechazo, se confirma
la necesidad de una nueva fuerza para la representación social, que sea
capaz de extirpar definitivamente la infiltración política que sea hecho
por décadas a los cuerpos sociales que dan vida y sustenta al Estado. Esta
fuerza política necesaria para Chile deberá transformarse en un Movimiento,
siendo lo más lejano a todo concepto partidista, estático, donde se reparten
cargos y prebendas. Los chilenos debemos recuperar el sentido de Nación
y hacer de nuestra chilenidad un valor, que
no obedezca a ni al capitalismo extranjero ni al comunismo internacional.
Es el Nacionalismo como fuerza viva que no responde ni a derechas
y ni a izquierda, la que puede encarnar una manifestación patriótica y suprapartidista,
capaz de engrandecer a CHILE.