LA FORMA EN QUE OPERA
EL EQUILIBRIO SOCIAL E INSTITUCIONAL

Por Fernando Saieh Alonso
Secretario General del Instituto Histórico Arturo Prat


El grado de estabilidad de los sistemas de autoridad al interior de una nación es el resultado de la permanente interacción de fuerzas o poderes que se relacionan entre sí, y que en su conjunto actúan sobre la población con el fin de alcanzar un equilibrio que permita la adecuada convivencia nacional.

La manera en que estos poderes se relacionan entre sí, y a su vez, la forma en que éstos en su conjunto interactúan sobre la población, determinan el nivel de tensión social; que en forma simplificada es presentada como la acción entre el factor institucional y el factor social.

Para comprender cómo operan dinámicamente estos los factores anteriormente mencionados se analizarán algunos hechos de carácter nacional que permiten dilucidar cómo en forma efectiva los detentadores del poder ejercen su influencia, tanto en lo público como lo privado.

La Distribución del Ingreso

La distribución del ingreso y la mentada corrección al sistema económico que impera en Chile, sin duda ha sido el gran tema de discusión durante las últimas semanas. No existe periódico, programa de televisión y estación de radio (Poder Psico-Social) que no haya tratado el tema en cuestión. Tampoco existe candidato a Presidente que no se haya manifestado acerca del tema, tomando sin vacilar esta discusión como “hoja de ruta” ante las sugerencias de los medios de información.

Pero cabe preguntarse, ¿qué tan real es todo este asunto? Acaso es un problema –según el viejo argumento– de que en Chile la riqueza se encuentra concentrada en pocas manos, o más bien, es una cuestión que tiene respuesta en una situación ex ante, siendo la concentración sólo una consecuencia. Al fin y al cabo el dicho popular lo menciona: “la culpa no la tiene el chancho, sino quien le da el afrecho”.

En verdad, todo indica que la responsabilidad recae en quiénes “le ponen más leña al fuego”, es decir, aquellos que propician que las actuales condiciones que imperan en el país se mantengan. De esta manera el régimen impuesto por la especulación financiera y su dios “dinero” (sistema único) resultan ser los directores de los destinos de la Nación, desplazando al único bien que radica en los habitantes del país: el Trabajo[1].

Claro está que los dardos seguirán apuntando a las personas que acaparan el dinero (Poder Económico), sin embargo, es necesario hacer el ejercicio mental de meterlos a todo en un saco, porque es el Gobierno (Poder Político) que accede a que perpetuamente siga imponiéndose el “yugo del pan cotidiano” al hombre-robot que ni siquiera se pregunta que pasa a su alrededor (pensamiento cero).[2]

De esta comunión entonces se obtiene la ecuación perfecta, a menos que haya una variación en alguno de los componentes, cosa que tampoco está descartada de plano, pero son pocos los privilegiados capaces de modificar el equilibrio para establecer un nuevo escenario que permitiría mantener las tensiones sociales en su bajo nivel como le conviene al Poder Político, al Poder Económico, al Poder Psico-Social y… al Poder Militar, que aún queda por analizar.

 A estas alturas es comprensible entender la algarabía que se vio en la última reunión de la SOFOFA, donde el Presidente de la República fue vitoreado a más no poder. ¡Lógico!, por un lado el Gobierno anuncia el mismo día que se firmará un suculento Tratado de Libre Comercio con China, mientras el empresariado en una manifestación de agradecimiento aprovecha de fustigar al “descarriado” Lamarca –que pareciera estar candidateándose para algo–, dejando claro que al sistema hay que cuidarlo… y al Presidente, también. En resumen “todos quedaron felices y comieron perdices” y la prensa tuvo su “exquisita” portada.

La Educación

Siguiendo la lógica nuestro sabio dicho popular, en que el responsable es “quién le da el afrecho al chancho”, se está entonces en condiciones de entender qué pasa actualmente con la Educación.[3]

Resulta evidente que a medida que las personas reciben mejor educación y mejor acceso a ésta, el nivel de expectativas de éstas aumenta, de manera tal que aquellas personas que reciben una educación de excelencia tienen expectativas en la vida que resultan coherentes a las posibilidades que su formación les otorgó. No así el caso de una persona que recibe una enseñanza poco calificada, ya que la correlación entre la educación recibida y sus expectativas van de la mano, estableciendo el confinamiento de esa persona al grupo de chilenos con menores ingresos.

Entonces la pregunta que se mantiene hasta el día de hoy es: ¿por qué razón la educación en Chile ha perdido el objetivo fundamental de impulsar una formación basada en la calidad, tanto en lo profesional como en lo técnico, y a cambio se ha promovido durante las últimas décadas una enseñanza basada exclusivamente en la cantidad?

Una posible respuesta a esta pregunta podría ser que al contar con menos preparación, la gente no estaría en condiciones de exigir a la autoridad una formación que permitiese ampliar sus expectativas, ya que sus necesidades inmediatas tendrían prioridad por sobre la Educación, a consecuencia de los bajos ingresos que recibe el grueso de la población, y por lo tanto, se estaría dejando establecido el cerrado círculo vicioso que impediría elevar la tensión social y, por ende, la sustentabilidad del Gobierno.

Al llegar a este punto se puede recordar que el 21 de mayo pasado, en su Cuenta Anual, el Presidente lleno de orgullo señaló que “en los últimos años, 7 de cada 10 jóvenes son la primera generación de su familia en cursar una carrera en la educación superior”, esbozando que las expectativas están siendo cumplidas. No obstante, es necesario señalar que esto no significa que los ingresos de estos futuros profesionales en su vida profesional están asegurados, ni menos la calidad de la Educación que recibirían. Más aún si se piensa que el control de la educación superior sigue siendo del Estado, a través del Consejo de Rectores y los correspondientes aportes fiscales, resulta indiscutible que el manejo de las expectativas está en manos del Estado y no de las propias personas. Tan sólo basta bajar las barreras de entrada del sistema educacional y responder a las expectativas de los miles de jóvenes que aspiran seguir estudiando.[4]

Las Próximas Elecciones

Las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias resultan de gran importancia para entender todo lo que se ha planteado anteriormente, sobretodo en términos de cómo se cultiva una baja tensión social y la estabilidad de un gobierno a través del equilibrio de los distintos poderes que se han mencionado anteriormente.

Si se considera que en Chile existen aproximadamente 10.500.000 personas que cumplen el requisito para votar, pero de los cuales aproximadamente 2.200.000 no están inscritas, se obtiene que el total de votantes para el mes de diciembre son aproximadamente 8.300.000 personas.

Por otro lado, si se consideran los resultados de las elecciones municipales del año pasado, en donde las abstenciones (inscritos que no concurrieron a votar) fueron aproximadamente 1.450.000 y el total de votos nulos y blancos fueron aproximadamente 750.000, podría concluirse que la suma entre personas no inscritas, las abstenciones, nulos y blancos para la próxima elección es aproximadamente de 4.400.000 personas.

A su vez, si se toma en cuenta que en las elecciones municipales la Concertación obtuvo aproximadamente 2.900.000 votos y la Alianza aproximadamente 2.300.000 votos, claramente de acuerdo a la cantidad de personas que se mantienen al margen del actual sistema –porque no manifiestan su intención de voto– la Concertación se vería muy complicada para dirigir los destinos del país, porque a los 4.400.000 personas (que superan con creces la adhesión al conglomerado de gobierno) que no avalan el sistema, deberían sumárseles los votos de la Alianza que “supuestamente” es la oposición, es decir, en teoría debieran haber aproximadamente 6.700.000 que no apoyan a la Concertación.

Pese a estas ingenuas conclusiones, la pregunta entonces es ¿cómo lo hace la Concertación para gobernar y dejar a todos contentos? ¡Muy fácil! Es ilógico pensar que la Alianza es una real oposición, sino el barco se hunde. Para ello bastaría revisar la historia y ver a grandes rasgos lo que le pasó a Allende, que creyó de gobernar con un tercio de la población.

Por eso la supuesta “oposición” es una falacia. Al contrario de lo que se cree, lo que permanentemente vemos a diario por los medios, es que el gobierno se entiende muy bien con los dirigentes de la derecha, al igual como se aprecia a parlamentarios de gobierno muy amigos con los congresistas de derecha. Para ello basta pescar la calculadora y darse cuenta que el apoyo de aproximadamente 2.900.000 votos que obtuvo la Concertación y los 2.300.000 votos de la Alianza deben sumarse, es decir, estos conglomerados son capaces de utilizar su adhesión ciudadana de aproximadamente 5.200.000 votos en contraposición a las aproximadamente 4.400.000 personas que no convergen con el sistema.

La gran pregunta, en consecuencia, es: ¿Qué pasará cuando el número de personas que no se sienten representadas superen a quienes adhieren el sistema?

Nada, aunque la lógica diga lo contrario, porque basta ver lo que ocurre en Estados Unidos, donde el Poder Político es sólo un componente del equilibrio institucional, ya que los otros como se dijo anteriormente son el Poder Económico, el Poder Psico-Social y el Poder Militar. En estos tres últimos la democracia no existe. Se rigen bajo otros parámetros, puesto que actúan como si fuesen grandes corporaciones.

Por ejemplo, basta analizar la situación de nuestras Fuerzas Armadas, que durante los gobiernos de la Concertación han recibido paulatinamente el apoyo del Gobierno para adquirir material bélico. Con ello la gente de la “izquierda renovada” con la experiencia del pasado y con la posterior preparación en el extranjero entendió que deben necesariamente avenirse con el mundo militar, sino hay sólo paso para un nuevo “Tacnazo”.

Por otro lado, las Fuerzas Armadas (Poder Militar) en señal de avenencia obedecen el llamado del Gobierno (Poder Político) para participar en misiones de paz en países en que nuestras relaciones históricas no son de larga data y de paso se contribuye a mantener el bajo nivel de tensión social que podría significar la influencia de un país extranjero, como es el caso de Estados Unidos que explícitamente requirió de los servicios de nuestros soldados en Haití.

El Tema Medioambiental

Se ha presenciado durante el último tiempo una curiosa, pero no menos interesante lucha, entre los prohombres que profesan la pseudo religión de la ecología profunda y las ostentosas industrias del salmón y la hidroelectricidad.

Las acusaciones van de lado y lado, con sendos artículos en los diarios como si se tratase de un partido de tenis de alto nivel, pero que en vez de utilizar pelotas en esta disputa, pareciera que se arrojasen granadas que explotan por doquier.

Lamentablemente, y en forma no menos sospechosa, hasta el momento nadie ha hablado de los miles de habitantes que viven en la Patagonia y de la difícil vida que ellos deben enfrentar en aquella región. Pareciera asumirse desde un principio que estos connacionales tienen la vida resuelta y que no tienen problemas de vivienda, salud, educación, transporte y previsión, entre otras cosas.

Ante esta situación descrita, en donde además ha persistido la política del entreguismo, permitiendo que se venda a vil precio el territorio patrio, la lógica que se debe utilizar para entender este asunto, nuevamente resulta ser la del equilibrio entre los poderes que se han mencionado con anterioridad, porque claro está que los colonos ni siquiera son tomados en cuenta.

La lucha por la supremacía en el tema medioambiental se ha dado entre dos facciones del Poder Económico, por un lado los advenedizos empresarios ecologistas y por otro lado aquellas industrias que representan un no despreciable porcentaje del PIB. Mientras el Poder Político trata de mediar en este asunto dejando tranquilo a ambos bandos entregándoles a unos parques y a otros derechos de aguas, el Poder Psico-Social difunde a los cuatro vientos esta disputa, pero ni una palabra sobre los colonos. En último caso, el Poder Militar entretanto se entretiene con los nuevos “juguetes” sin decir ni una sola palabra sobre la entrega de la Patagonia.

En resumen se puede apreciar que el factor social es de incidencia casi nula por cuanto el factor institucional se encuentra controlado, ya que en el caso de la aparente división en el Poder Económico, son las reglas del juego las que priman, es decir, las leyes del libre mercado, ante lo cual el Poder Político, el Poder Militar y el Poder Psico-Social se sienten satisfecho de que la sana y vigorosa competencia haga lo suyo.

Conclusiones

Estos pocos ejemplos citados, que ocurren a diario en Chile, permiten entender como opera la estabilidad interna del país y su compleja dinámica. El sólo hecho de verificar las correlaciones de fuerzas que operan, tanto en acuerdo o en desacuerdo, entre los cuatro poderes mencionados servirá para entender cómo el equilibrio es sustentado o en caso extremo, reemplazado por un nuevo.

En conclusión, estimado lector, no se olvide antes de apagar la luz de que en Chile “debemos dejar que las instituciones funcionen”.

 


[1] Acaso alguien sería capaz de imaginarse de que un grupo económico concentre el Trabajo.

[2] Ver en Alerta Austral el artículo Capitalismo Ecológico: La Indebida Concentración del Territorio. http://www.alertaaustral.cl/actualidad/capitalismoecologico1.html

[3] Ver en Alerta Austral, La Educación Nacional. http://www.alertaaustral.cl/politica/educacion.html.

[4] Otro caso que se ha podido comprobar es el de los médicos cirujanos que se encuentran en zonas lejanas del país, quienes para acceder a una especialidad deben ejercer su profesión hasta completar los requisitos necesarios. Sin embargo, estos jóvenes médicos luego de estudiar 7 años, pagando el arancel más caro de todas las carreras que existen en Chile y luego de servir a su país en regiones incluso aisladas del territorio, son informados por el Ministerio de Salud que los cupos de las especialidades serán rebajados considerablemente. Seguramente esta medida es para controlar la cantidad de médicos que entran al sistema de salud que ya se está viendo saturado, debido al mercadeo de la educación superior, que ha hecho que a diestra y siniestra aparezcan universidades impartiendo todo tipo de carreras. ¡Obvio! Ahora resulta que sobran médicos, pero queda el consuelo de que 7 de cada 10 jóvenes son la primera generación de su familia en cursar una carrera en la educación superior.


Centro Informativo de ALERTA AUSTRAL - Santiago de Chile - http://www.alertaaustral.cl - 2005